jueves, 29 de septiembre de 2016

mitos y leyendas de ancash



En 1925, en una casa ubicada en el Solivín, vivía una pareja de chinos con su niño, y cierto día vino un aluvión que arrasó con las casas. El agua arrastró al padre, mientras madre e hijo se aferraban a un tronco, pero el niño se soltó en su afán de ir con su padre. La madre también se suelta del tronco para rescatar a su hijo, pero sin conseguir su objetivo. Mueren los tres. Por eso muchas personas ven, en noches de luna llena, como una mujer recorre, dando gritos, el Solivín.



Hace mucho tiempo, una vaca solia volar en las tardes. Cuando se posaba en la cuspide del Cerro Campana, la gente subia a verla, pero la vaca los encantaba. Luego de un tiempo la gente reaccionó y amansó a la vaca. La piedra en la cima de este cerro es la vaca amansada que se petrificó.





Narran los primeros pobladores que cierta vez salió de pesca un padre con sus dos menores hijos, adentrándose muy cerca a la cueva "de las brujas"; contraídos en la faena no se dieron cuenta que el atardecer cubría con su manto nocturno la bahía, empezaron a remar cuan rápido les permitía sus energías; entre las sombras se levantó una sombra como fantasma que rápidamente jaló a uno de ellos perdiéndose entre las aguas. A partir de esa fecha nadie se atrevía a salir a pasear, menos a pescar de noche, por que se oía el gemido lastimero del ahogado pidiendo auxilio"... auxiiiliooooooo meeee aaaahogoooooo". Esta leyenda fue convirtiéndose en terror de los grandes y pequeños, el que llegada la tarde se encerraban en sus chozas de caña y esteras, permaneciendo la caleta completamente desierta y en sepulcral silencio.


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